Carroñero de rumiantes caídos en el páramo,
dominas en los rigores de la zona nival,
nada se desperdicia en el jardín de origen,
eres el humus de esponjas floridas.
Fotogénico adusto,
no ensayas a posar,
en el verdor de suculenta deidad,
eres el curiquingue trotador.
Gélido viento desciende implacable,
cierra la huida del conejo cimarrón,
cae el depredador de la altitud nebulosa,
garras letales se hunden en carne tierna,
eres el curiquingue devorador.