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El hombre sin espejos 2.1

  Apenas ingresando a la mansión Chancusig, quedó expuesto que nunca podría haber sido la cabaña de un náufrago. Oh, Malinche, eres la diseñadora y hacedora de los suspiros de este beneficiario de tu arquitectura para la vida lenta. El ojo cósmico como residencia en la Tierra entró en mi ser terrenal con la gracia postrera del sol de los venados. Nada de fortuito en la mansión Chancusig, se trata de que las puertas de la percepción se abrieron de repente al ser que dejó atrás la caverna, en eso consistió el edificar de Malinche. Ella moldeó el ojo cósmico con la materia disponible de nuestra época de integración molecular al servicio de Racionalidad Digital y de carambola está al servicio de la maravilla que viene de afuera: paisajes, aromas, texturas y ritmos de la naturaleza rugiente.    Esta residencia jamás podría haber sido una variante de las delicias de mi...

El hombre sin espejos 2

Estas son las primeras palabras que vuelco en un cuaderno de bitácora que será intermitente, sin fecha ni horario en el calendario. Desde que tengo uso de razón y memoria me he narrado historias orales, hoy me nace hacerlo en la modalidad escrita por la aventura inédita que inicié libre del todo del chip conductor de Racionalidad Digital, y no podía tener un mejor título: El hombre sin espejos. Empiezo: me recogió puntual, al final de la manga aérea, el AVUA, modelo libélula fucsia, y cerré los ojos en el pasado y los abrí en el futuro. Así fue el trato con Malinche, abandonar sin adioses ni preámbulos la piel del Chancusig de la vida rápida por la piel del Chancusig de la vida lenta. Me mandé a mudar a media tarde y desembarqué ligero, lúcido, estrenando la piel del intrépido expedicionario, convengo que ayudó la siesta que tomé ni bien alzó vuelo vertical la libélula...

El hombre sin espejos 1/2

  Chancusig, en sus elucubraciones diurnas, se apostó a sí mismo fuerte: una tarea existencial que no tiene parangón como súbdito y ejecutivo de Racionalidad Digital, esto es que empezó a desear toda una vuelta de 360º del  planeta Tierra al Sol: sin espejos y prescindiendo de su chip conectado a la corriente del ciberespacio incesante. Ese intempestivo llamado a bucear en lo ignoto a largo plazo fue proponerse una aventura que lo llena de gozo apenas especular con ella. Se decía a sí mismo que iba a salir de la caverna digital de vacaciones a ninguna parte, es decir a donde sea inubicable por el rastreador global. Eso sí con boleto de regreso al espacio tiempo normal una vez cumplida la misión secreta de ser un incomunicado social un año entero. Debía encontrar alguien que provea esa suerte de retiro aristocrático, o sea, una cabaña escondida en cierto valle andino...

Machángara

  Tichya está en el punto de partida del sendero, apenas se detiene en el pintoresco letrero que reza A orillas del Machángara, rebasa la figura de la mano señalando con el dedo índice el futuro imperdible. Tiene rumbo en estos pagos prístinos: adentrarse en la ribera de bosque primario andino, bordear la vega y cañadas de agua dulce corriendo por el río nacido de las entrañas del volcán Atacazo. El añadido es que iniciando la marcha, con la saludable lentitud corporal que se le achaca al perezoso, oye la voz grave cargada de solemnidad femenina anunciando: A continuación la introducción metalera de las sagradas notas beethovenianas de A orillas del Machángara.    La introducción metalera fue breve y certera, cumplió su cometido de bienvenida eléctrica, desperezando a cabalidad la mente senderista. Acaso pende en el aire salvaje esa suerte de himno beethoveniano que...

Tichya 3/3

Tichya se para y torna a ver cuánto ha avanzado en el viaje de punta rocosa a punta rocosa, teniendo como intermedio a la playita extendiéndose placentera al son de manso oleaje. Aproximándose al otro lado no solo se ha estirado la playa sino que ha crecido en su ancho, y  luce la fina arena crema abundante y caldeando bajo el borde del bosque de Manzanillo desembocando verde y frondoso en el filo marino. Manzanillo: hermosura arbórea conteniendo el fruto prohibido al mortal humano mas no al mortal galápago. Bosque de manzanillos llamando a anidar a su pie, y amparo, a las iguanas marinas formando un ruedo de cofradía bañista tomando vitaminas solares y elevando la temperatura corporal interior para digerir su dieta vegetal submarina.   ¿Qué ve Tichya exaltada?... Es la figura caballeresca del Quijote, a lomos de Rocinante y de Sancho, a lomos del innominado rucio de su...

Tichya 2/3

  Cesa de golpe el aguacero y me reflejo en la arena húmeda reverberando, lamida por rítmicos coletazos de oleaje privilegiado para surfear con la vista. Hileras de olas reventando a distancia, luz solar pintando de celeste y turquesa el horizonte marino empatando con el cielo: eléctrico azul matizado de nubes grises como si fuesen los rescoldos ahumados de una hoguera moribunda.  A las formas de paisajes de orilla se suma tibia brisa echando a rodar el secado corporal original, desde la gorra cubre-cuello para abajo. De la playa ancha de bajamar brotan figuras y sonidos de especies en acción; aquí el pájaro ostrero, especializado en abrir la armadura de moluscos con su largo y achatado pico tomate, atrapa un bocado rodando en la resaca que revuelve la fina arena, y alejándose tantito fuera del agua machaca la concha hasta engullir sabroso contenido.     Pisar...

Tichya 1/3

Soy Tichya. Me saluda la figura distinguida, vistosa, amable, de una persona que sobresale de los espontáneos transeúntes del mundo que Tichya percibe con intensidad. La persona transeúnte me llega esbozando la sonrisa contemporizadora de “te reconocí” y emite un sonoro buenos días y Tichya contestó inmediatamente con otro alegre buenos días como acto reflejo de cortesía mutua entre viajantes. Tengo claro que no la hubiese reconocido como viajante entre los transeúntes espontáneos sino es por su franco abordaje callejero. Esto de saludar vocalizando, fuerte y nítido, a otro viajante está sujeto a la personalidad del ser en tránsito por su mundo actualizado y en borrador. Tichya no es de saludar vocalizando sino de reconocer en silencio con el lenguaje corporal inherente a la ineludible sorpresa y fascinación que provoca el acontecimiento de coincidir con otro viajante en su...

Mezcalito 2/2

¿Qué veo y oigo?, es el angelote borrachón de la mueca inolvidable que, subido en rústica tarima de orador por libre, luce gigantesco, rara avis, debe ser el efecto sutil de sus alas tricolor que se pliegan y despliegan como un acordeón al son de las emociones del músico anunciando la recitación del poema intitulado Mezcalito. Ahí va, Mezcalito, dice aclarando su voz grave. Y un eco me susurra al oído ahí va para Tichya, Mezcalito.   ¡Perfectamente borracho!, enhiesto en mitad de la algarabía; su porte regio resalta como Athena escrutando el mar de la Antigüedad. Charros zapatean con el mariachi, en la plaza mayor es tiempo de muertos. El Cónsul acaricia la iluminación, tan cerca de su par Dionisio, tan lejos de la sobriedad de una lápida. Con el crepúsculo, calaveras sonrientes, se retuercen en el festín de los ávidos; ¡salud, Mezcalito!, aúllan en su rededor admirando...

Mezcalito 1/2

Estoy de visitante en Quauhnáhuac, respirando a tope Ínsula Cónsul Firmin, alias Mezcalito. Un paso más e inicio la vuelta en busca del aire claroscuro, luminosa tiniebla, de Mezcalito. La visita de rigor, esa que me prometí no sé cuántas veces sin echarla al trastero del olvido, la voy a cumplir apenas ingresé a media mañana a Ínsula Cónsul Firmin. La vida en borrador a plenitud es estar aquí alerta y con los sentidos afilados, de súbito he entrado en indómito bosque, me dejo llevar inmerso en selvita tropical de sabana, voy a gusto avanzando en sendero elevado de pasamanos rústicos de caña guadua y piso de latillas marrones similares a las latillas de chonta de la palmera amazónica. Me acojo al único sendero decidido a seguirlo hasta el final, no hay desvíos ni letreros ni señalización alguna, salvo el aviso en madera blanca de la mano negra apuntando a nítidas letras rojas...

General Trotamundos 2/2

Favor, están en libertad de escucharme mientras dan vuelta a la plataforma acústica y sus aromáticos contornos floridos; yo comunicaré lo justo y necesario haciendo la aproximación obligada a sus soberbios escarabajos voladores, mis palabras llegarán a cada uno de ustedes a manera de peripatética memoria reflexión a viva voz. Almas provenientes de la unicidad de Ciudad-domo de Las Américas, ciudadanos diseñados para la existencia plena en soledad acompañados de miles de sus congéneres contemporáneos, como decimos acá: bienvenidos y adiós. Los recibo en mi calidad de implementador, administrador y usufructuario de este proyecto  existencial irrepetible, donde cunde el entendimiento y rituales del excombatiente y ex exterminador del género pipones-bullangueros. Soy su anfitrión, General Trotamundos, el único Homo sapiens terrenus  residente en Valle Chulla Vida. La plataforma...

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