Don Faustoi

 

Recién en 2015, se difunde el re-descubrimiento de la tortuga gigante del este de Isla Santa Cruz, bautizada por la ciencia Chelonoidis donfaustoi, allá en la zona de El Fatal (fatal para las tortugas que exterminó el Homo sapiens, al grado que décadas pasó a ser una especie extinta de galápago). No obstante sobrevivió, lo justo para meterse en el listado de especies en estado crítico; está siendo protegida en su hábitat montañoso y recuperada en el Centro de Crianza Fausto Llerena, de Puerto Ayora. Según el censo llevado a cabo entre octubre y noviembre de 2018, por personal calificado del Parque Nacional Galápagos y científicos de Galapagos Conservancy, la población actual en estado salvaje de Chelonoidis donfaustoi es de aproximadamente 500 especímenes en una superficie de 80 kilómetros cuadrados -incluidas fincas del sector-, se calcula que antaño esta especie llegó a más o menos 11.000 individuos. Chelonoidis donfaustoi, renació para constituirse en la segunda especie endémica de quelonios de Isla Santa Cruz, junto a la bien conocida Chelonoidis Porteri (Rothschild, 1903), la tortuga de El Chato y el noroeste de la isla que ha venido aumentando de forma sostenida su población aunque sigue en estado vulnerable.

Chelonoidis donfaustoi, es la denominación científica dada en honor a Don Fausto Llerena, histórico guardaparque que durante 40 años se dedicó a preservar a las tortugas galápagos, reconocido también porque fue el mejor amigo y cuidador de los años de cautiverio del legendario George, el último de la especie extinta de tortugas de Isla Pinta.

Había llovido, la naturaleza de Cerro Mesa ofrecía abundante comida vegetal a las tortugas de Don Fausto. La mañana fresca danzando en suculentos colores; el bosque montano barbado, tupido e impenetrable a un costado y del otro húmeda pradera verde meciéndose al son de tibio viento decembrino, pero la fiesta la ponía el silencio de los rumiantes quelonios. La celebración para el caminante fue andar entre especímenes de la tortuga gigante que descubría para sí, ya a los costados ya por el centro de solitario sendero carrozable herboso. Ejemplares adultos y juveniles de Chelonoidis donfaustoi brotaban saludables, majestuosos. Venían embutidos en caparazones lustrosos que en los sujetos grandes mostraban rayones inocuos, esto debido al cruce de alambrados entre fincas, en todo caso se movían de aquí para allá sin barreras dañinas o infranqueables.